Ir a página principal "aula de otras músicas" - Mostra 99

LLORENé BARBER

 

"La mediosfera de papel"

- pase sin llamar -

-LLORENé BARBER, papeles, voz, acciones

 

 
Es éste un concierto de cámara en movimiento, amalgama de acción creativa-performance-improvisación-reacción, planteado como hecho insólito y original para estas jornadas, cuyo discurrir sonoro caminará de la mano del genio de Llorenç con el papel como medio y a través de consecuentes epígrafes:
 
 
 

- Bienvenida

- Solución Imaginaria 1

- Desmesuras

- Músicas de altura
- Saturación

- Solución Imaginaria 2

- Simulacro (El mundo está acabado)

Fin


 
Músico de formación tradicional, Barber desarrolla una praxis heterodoxa: en 1973 funda un grupo autogestionario (actum) en cuyo seno se compone, se organiza y se publica un revulsivo sonar diatónicominimal, sorprendente en un país plagado de neododecafonismos que no acaban. Pronto el trabajo de Barber será saludado por el musicólogo Daniel Charles como "el más brillante de la joven generación española". En 1978 es invitado por el festival londinense music/context, donde presenta una pieza (sambori) para pájaros o tráfico ciudadano. Ese mismo año crea con Fátima Miranda el taller de música mundana, un colectivo de músicos a sonar en radical, pero amable, diálogo con agua, trastos, lejanías y fuegos: en sus inteciones está un sonoro poner en práctica el universo como escenario. Del trabajo del taller escribirá Robert Ashley (1986): "es una de las experiencias más importantes en el campo de la nueva música que he escuchado recientemente en Europa."
 
De una costilla del taller nacerá, en 1981, la construcción de un campanario portativo, que será verdadero punto de no retorno en la mente-música de este creador abocado a la ciudad, sus dimensiones, ecos y conciertos ceremonias. Con las campanas, Barber vive tanto un proceso de depuración solipsista (el minimalismo mas extremo que se practica en España: largos recitales de voz y campanas en difonía constante y rica), como un proceso de desminimalización progresiva mediante el cargar el sonido de historia, y por lo tanto la aceptación gozosa de su sonar ciudadano: nacen, a partir de aquí, los campaneros conciertos de ciudad, el primero de ellos en 1988 en Ontinyent. Tras las campanas (ha sonado ya más de 90 ciudades de 15 países) su música, expandida, se llenará de otras desmesuras (naumaquia, donde participan cañones, sirenas, fuegos de artificio y ¡25 buques de la armada española!), sinestesias (concierto de los sentidos, donde el sonar fluye entre aromas, gustos, colores y roces) y noches (los nocturnos de sol a sol con sus campanas al vuelo entre monte y monte): su música deviene ceremonia festiva.