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- LLORENé
BARBER
"La mediosfera
de papel"
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pase sin llamar -
-LLORENé
BARBER, papeles, voz, acciones
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- Es éste
un concierto de cámara en movimiento, amalgama de acción
creativa-performance-improvisación-reacción, planteado
como hecho insólito y original para estas jornadas, cuyo discurrir
sonoro caminará de la mano del genio de Llorenç
con el papel como medio y a través de consecuentes epígrafes:
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Bienvenida
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Solución Imaginaria 1
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Desmesuras
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Músicas de altura
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Saturación
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Solución Imaginaria 2
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Simulacro (El mundo está acabado)
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Fin
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- Músico
de formación tradicional, Barber
desarrolla una praxis heterodoxa: en 1973 funda un grupo autogestionario
(actum) en cuyo seno se compone, se organiza y se publica un revulsivo
sonar diatónicominimal, sorprendente en un país plagado
de neododecafonismos que no acaban. Pronto el trabajo de Barber
será saludado por el musicólogo Daniel
Charles
como "el más brillante de la joven generación española".
En 1978 es invitado por el festival londinense music/context, donde
presenta una pieza (sambori) para pájaros o tráfico ciudadano.
Ese mismo año crea con Fátima
Miranda
el taller de música mundana, un colectivo de músicos a
sonar en radical, pero amable, diálogo con agua, trastos, lejanías
y fuegos: en sus inteciones está un sonoro poner en práctica
el universo como escenario. Del trabajo del taller escribirá
Robert Ashley (1986): "es una de las experiencias más importantes
en el campo de la nueva música que he escuchado recientemente
en Europa."
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- De una
costilla del taller nacerá, en 1981, la construcción de
un campanario portativo, que será verdadero punto de no retorno
en la mente-música de este creador abocado a la ciudad, sus dimensiones,
ecos y conciertos ceremonias. Con las campanas, Barber
vive
tanto un proceso de depuración solipsista (el minimalismo mas
extremo que se practica en España: largos recitales de voz y
campanas en difonía constante y rica), como un proceso de desminimalización
progresiva mediante el cargar el sonido de historia, y por lo tanto
la aceptación gozosa de su sonar ciudadano: nacen, a partir de
aquí, los campaneros conciertos de ciudad, el primero de ellos
en 1988 en Ontinyent. Tras las campanas (ha sonado ya más de
90 ciudades de 15 países) su música, expandida, se llenará
de otras desmesuras (naumaquia, donde participan cañones, sirenas,
fuegos de artificio y ¡25 buques de la armada española!),
sinestesias (concierto de los sentidos, donde el sonar fluye entre aromas,
gustos, colores y roces) y noches (los nocturnos de sol a sol con sus
campanas al vuelo entre monte y monte): su música deviene ceremonia
festiva.
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